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Basta de colas en los hospitales

Publicado: 2018-02-24

Es inaceptable que en 2018 la mayoría de nuestros hospitales y centros de salud obliguen a la ciudadanía a hacer colas, lo cual configura un maltrato. La persistencia de esta situación y la resistencia a cambios tiene explicaciones técnicas, de gestión, políticas, sentidos comunes, intereses creados. 

SENTIDOS COMUNES

El sistema público de salud necesita informatizase e interconectarse, pero algo que básicamente es un asunto técnico choca con los usos y costumbres de décadas en las que el personal se desenvuelve. La historia clínica electrónica, la referencia efectiva, la ventanilla única, quiebran la forma de relación con los pacientes, ya que los colocan como eje de la atención; hasta hoy son asumidos casi como agregados del establecimiento de salud.

Por ello una de las tereas es que la formación universitaria y el trabajo posterior estén orientados a colocar al ciudadano como objetivo del sistema de salud. Si bien hay matices, en general el trabador de salud no ha interiorizado esa responsabilidad y sus alcances. Pero mientras logramos vencer las resistencias no sólo de trabajadores, sino de las universidades que no se comprometen con una nueva formación, hay que implementar las medidas de gestión operativa, y acercarnos a algunas de las situaciones que pueden estar influyendo.

HORARIOS Y PROGRAMACIÓN

Eliminar las colas requiere contar con una programación de la atención médica de un periodo de al menos seis meses; es decir, los gestores del establecimiento deben conocer en su tablero la disposición de los médicos y demás profesionales, para así planificar fechas y horarios; en la mayoría de hospitales es muy complicado lograr una programación de al menos unas semanas. Las resistencias tienen que ver con aspectos internos como poco personal, y externos como el trabajo particular que se desarrolla en clínicas privadas para el cual algunos profesionales son requeridos.

Lograr cero colas pasa también por el respeto al horario de trabajo en consulta que es de cuatro horas. Sí contamos con citas establecidas cada quince minutos de ocho de la mañana a doce, el médico debe permanecer en el consultorio ese lapso. Ahora persiste en muchos casos la entrega de “tickets” a eso de las siete de la mañana, a cargo de algún trabajador o del vigilante, lo que obliga a que la gente se amanezca para obtener un número o a que luego este “rogando” por los famosos “adicionales”, que se dan a voluntad o se negocian. Con el método de tickets, al no haber horarios establecidos para cada consulta ni tiempos mínimos, éstas pueden comenzar luego de las ocho y terminar mucho antes de las doce.

A ello se añade lo que pasó en el Hospital de San Juan de Lurigancho esta semana; algunos establecimientos programan la entrega de citas un día al mes, lo cual genera un caos como el que hemos visto en las pantallas. Si bien ha habido intentos aislados y algunos hospitales crean sus propios sistemas, es necesario uniformizar a nivel nacional. El MINSA ha informado que está trabajando en ello.

TRASPARENTAR LA OFERTA

Este sistema de información, desde la ventanilla única debe asegurar los flujos de referencias y contra-referencias una vez que la persona ingresó al circuito de la atención, y evitar las colas cuando se busca la atención sin haber sido referido desde otro establecimiento. Pero sobre todo urge implementar la interconexión para que las direcciones regionales y nacionales puedan acceder en tiempo real a las consultas que se vienen dando, cirugías, cantidad de pacientes, horarios de los trabajadores, disponibilidad de los medicamentos, etc.

Hoy es posible interconectar al menos el 80% de las redes del país. Claro, al comenzar el ordenamiento del sistema vía las citas, cola cero e información en tiempo real del desempeño, se trasparentará la situación de cada red, y se develarán situaciones normalizadas por falta de voluntad o por intereses creados que no favorecen a la gente.

De hecho hay problemas estructurales que resolver como el adecuado financiamiento y el cierre de brechas del personal, que generan precariedad e influyen en lo que debemos soportar los ciudadanos cuando buscamos atención. Pero esas situaciones que hay que resolver, no impiden dotar al sistema de un orden básico que la población reclama a gritos en centros y hospitales. Veremos quiénes se resisten al orden y a la información trasparente en cada red de salud.

Diario Uno 25 de febrero de 2017


Escrito por

Alexandro Saco

Corredor, activista por el derecho a la salud.


Publicado en

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