La clasificación demuestra que a pesar de las limitaciones objetivas y subjetivas, cuando se toman decisiones adecuadas identificando a las personas capaces de desarrollar las acciones, los retos más lejanos pueden cumplirse. Sostener que el Perú puede contar con acceso a salud universal, de calidad y adecuadamente financiado para todos, resulta tan difícil de creer como hace dos años afirmar que estaríamos en Rusia 2018. 

Sostengo que es viable lograr un cambio radical en nuestro sistema de salud en diez años, que supere la diferenciación entre peruanos, logre eficiencia y eficacia, elevé la calidad y el trato, reorganice descentralización y gestión, y sostenga el financiamiento. Pero para eso debemos contar con un GARECA que se gane el apoyo del país poniendo orden, cortando argollas corruptas, convocando a los que saben pensando en los 32 millones de peruanos con el objetivo claro: Derecho a la Salud.

MUNDIAL DE LA SALUD

Clasificar al Mundial de la Salud significa lograr indicadores de los países que cuentan con mejor salud y sistemas abiertos a todos sus ciudadanos, no contentarnos con avances limitados, con la mediocridad de los que dirigen la salud, y salir del acostumbramiento a que el sistema además de no atender bien afecte, con sus mil enredos, el desenvolvimiento de la gente. Así como Gareca conoce de fútbol porque lo ha vivido siempre, el conductor de la salud nacional y su comando técnico/político deben conocer el sistema a profundidad.

Pero para que la gente le tome confianza al proceso de universalización de la salud, el comando técnico debe demostrar que los hospitales y centros de salud comienzan a funcionar mejor, que los jugadores/trabajadores dejan de pensar solo en ellos y ponen su esfuerzo al servicio de la comunidad, que la gente es atendida igualitaria y fluidamente sea pobre o no. El peruano sabe apoyar cuando las cosas comienzan a funcionar.

CANTERAS DE SALUD

Así como en el fútbol, en salud estamos atrapados en el mito de la imposibilidad. Hemos tenido chispazos en el MINSA o ESSALUD como los de Cienciano en la Sudamérica o alguna actuación decorosa en la Copa América, oportunidades no aprovechadas como contar con todas las facultades para legislar y no llegar al área chica, y desastres de personas que llegaron con pergaminos como Autouri o Maturana y terminaron desarmando los avances.

Pero así como en las canteras de barrio sin apoyo de la FPF, en la pista de cemento, en la arena de la playa, en el pasto de la sierra o en el barro de la selva, la cantera de la salud produce tremendos jugadores que sin ningún apoyo del MINSA o de sus DIRESAS voltean partidos difíciles, pero enfrentan la indiferencia y el centralismo burocrático. El Gareca de la salud y su comando tendrán que identificar a esos miles de trabajadores con voluntad de cambio y darles el titularato en sus territorios.

200 AÑOS ES MUCHO

Así como hemos visto que en la selección los jugadores son funcionales a la estrategia, en la cancha de la salud no hay espacio para caprichos: cada cual con su capacidad y conocimiento debe jugar en la posición en que sea más útil al objetivo común. Eso significa que las profesiones de la salud dejen de considerar que ciertos espacios son de su propiedad, y que se comprenda que la atención de salud es más amplia que la consulta o el procedimiento médico. No importa si el gol lo mete el delantero Guerrero o el defensa Ramos, lo relevante es curar, promocionar y prevenir.

Los 36 años sin estar en el mundial nos han parecido una eternidad, pero tenemos casi 200 sin poder entregarnos el derecho a la salud que merecemos. Mientras eso este pendiente no seremos un país completo, sino uno a retazos. Tomemos el ejemplo de la clasificación, entendamos que no hay metas imposibles para un país que se pone objetivos, motivemos la corriente necesaria para transformar la salud; y sobre todo sepamos reconocer capacidades, conocimientos y la experiencia de vida en cada ciudadano desde la voluntad de avanzar hacia el derecho a la salud.

19 nov 2017