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COMENCEMOS POR PIURA SALUD UNIVERSAL (DU)

Publicado: 2017-04-20

El Decreto de Urgencia 006 - 2017 promulgado a raíz de los desastres sociales luego de las lluvias, establece que en las zonas de emergencia los Servicios de Salud deben dar atención a todos los ciudadanos y extranjeros sin ninguna condición o pago, ni trámite ante las instituciones prestadoras o financiadoras; asimismo dispone que MINSA, ESSALUD, Regiones y sanidades de las FFAA y FFPP, al finalizar el año elaboren el informe de las prestaciones brindadas. 

Ante nuestros ojos lo que implica y significa un sistema universal de salud, en el que la prioridad es la atención de la necesidad humana y no el enredo administrativo, en el que las instituciones funcionan y luego informan y cuadran sus cuentas, en el que no hay necesidad de enrevesados acuerdos de intercambio prestacional (hace ocho años discuten el precio de agujas y gasas SIS y ESSALUD), ni kafkianos convenios.

Este Decreto de Urgencia confronta la falsa imposibilidad que se ha hecho sentido común en la comunidad de salud, la que sostiene que no es viable integrar la atención sin modificar la constitución, sin generar un caos de proporciones, sin triplicar el financiamiento, en suma, sin generar un TEC que derive en la discapacidad del sistema (cuando hace décadas es ya disfuncional).

Lo cierto es que sí es posible integrar (no unificar) la atención de salud desde la decisión política, que conlleve a que los servicios y los financiadores deban trabajar creativa e innovadoramente para responder al mandato legal de acceso universal sin barreras. El problema es que la burocracia y el funcionariado en salud han caído en el marasmo conceptual y la inercia operativa, colocándose a sí mismos una barrera mental, en la que subyace la persistencia de la diferencia discriminadora, de entregar a unos algo, a muchos menos y a otros nada.

El DU estará vigente durante todo el año. Se hace necesario monitorear su cumplimiento, exigir los recursos para su implementación, y sobre todo apoyar que la cuasi universalización impensada en Piura y muchas zonas del territorio nacional, sea la base sobre la que desmontar los impedimentos legales, administrativos y sobre todo el acostumbramiento de la conducción, gestión y prestación de la salud.

Impulsar efectos positivos desde este DU es necesario para entender que la disyuntiva, o cambiamos todo o no cambiamos nada es falsa en salud. La progresividad de la universalización es una realidad; el asunto en el Perú es que se habla de universalizar, se legisla sobre eso, pero esto no produce avances debido a que nunca se abre el sistema a la gente, ni se territorializa. Las medidas relacionadas al aseguramiento universal no lo logran porque en sí mismas están atadas al persistir sistemas paralelos, diferenciadores y no comunicantes (tanto así que ni tenemos un sistema de información nacional en salud).

Si el DU tiene éxito en medio de la desorganización producto del desastre, puede ser viable en otros territorios del país. La complejidad que se le endilga a la universalización se aligera cuando los principios del derecho a la salud se enfatizan. Cierto que el sistema de salud es complejo, pero su avance debe contar con un impulso político antes que depender de medidas y esquemas en muchos casos elaborados en la computadora y no en la piel de la gente, en su primer nivel de contacto.

Lo que el país reclama a gritos es una salud diferente, un sistema en el que no se tengan que hacer 12 colas para lograr la atención (literalmente 12 colas se hacen en muchos hospitales del país), en el que la calidad y trato se vaya elevando, en el que el territorio sea la base de la organización y atención comunitaria, en el que funcione internet para no llevar kilos de papeles sucios, en el que una ministra no siga culpando vía face a todos de la precariedad menos a ella como si ayer hubiera asumido el cargo.

El reto sigue más vivo luego del desastre social por las lluvias. La sombra de seguir haciendo lo mismo que en las últimas décadas genera un vacío programático, discusiones bizantinas, sentidos comunes casi impermeables. La obligación es reorganizar la atención, gestionar los servicios, oír a la gente, financiar sincerando; todo ello en lógica de cierre de brechas y en la utopía de cubrir todo a todos, que es la única que permite avanzar. Lo demás ya lo conocemos.

Alexandro Saco


Escrito por

Alexandro Saco

Corredor, activista por el derecho a la salud.


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