En los últimos años se ha pretendido sostener la ficción de que EsSalud ha mejorado sustancialmente las condiciones de acceso a salud de sus afiliados; esa idea se ha divulgado desde la millonaria publicidad desplegada, y ha contado con la anuencia de los que ven en la salud un tema que se resuelve desde una supuesta eficiencia. Un acercamiento mayor hace ver que esa radical mejora en la práctica era inviable; ¿cómo así se podría explicar que uno de los dos  principales prestadores de salud del país haya despegado alejándose de la crisis estructural que este sector mantiene hace décadas?

La comprobación de que las cosas andaban mal en EsSalud, se demuestra sin atenuante en la grosera forma de levantarse casi cien mil soles de Barrios (además de las otras decenas de miles de la ex administradora Barrantes). No interesa si el asunto es legal o no, el hecho expresa cómo se han venido tomando las decisiones en la gestión Barrios-Ortega. Que el ex Presidente de EsSalud diga que donará el dinero indebido, expresa su desprecio por los miles de asegurados que literalmente se mueren por falta de atenciones, hecho que ya se había manifestado en la forma en que utilizó a muchos ancianos trasladándolos de madrugada para inaugurar hospitales en ese momento inservibles, como el Cristo Labrador de Ate.

Ya era indicativo que alguien alegremente pase de manejar EsSalud a comandar la seguridad interior del país, cosas absolutamente diferentes. Además, así ahora Ortega u otros quieran desprenderse del lastre Barrios, lo cierto es que toda la gestión de los últimos años es una sola y debe rendir cuentas. En ese contexto, el actual Presidente de EsSalud debería renunciar en el acto, ya que es inverosímil que ese cargo esté ocupado por alguien al que se le acusa de negligente al operar ebrio en su clínica de Huancayo; los asegurados merecen algo mejor. Por otro lado Barrios puede ser el hilo de la madeja que conduzca a la entraña del poder, ya que mucho se menciona que éste y el inamovible Chang, serían protectores de intereses ciertamente identificables.

APP y hospitales: mirar debajo de la alfombra

Barrios-Ortega y compañía han exhibido dos asuntos como sus grandes logros: las asociaciones público privadas (APP) y la construcción de hospitales, ambas apoyadas en el supuesto tránsito a un nuevo modelo de atención en salud desde las UBAPS (Unidades Básicas de Atención Primaria en Salud). Las APP son una forma de ampliar la oferta de salud que se usa en muchos países con distintos resultados, pero dependen de cómo se protejan los intereses de la población frente a las empresas que construirán hospitales o brindarán prestaciones de salud. Empresas españolas y entidades peruanas vienen participando en estas APP. La propia OMS hace unos meses publicó en su boletín un informe acerca de éstas en España, país en el que la utilidad promedio de las empresas en las APP es de 7% anual.

Tuve la oportunidad de preguntar en público a Alfredo Barredo, Gerente Central de Prestaciones de Salud de EsSalud, sobre el porcentaje de utilidad de las empresas que vienen contratando APP con EsSalud, y éste me respondió que era alrededor del 7 u 8%. El asunto es que otras fuentes señalan que ésta utilidad estaría superando el 20%, lo que sin duda sería lesivo para los intereses de los asegurados. Así las cosas, Ortega-Barredo deben mostrar cada contrato de APP. En ese mismo sentido debe transparentarse todo el financiamiento destinado a la construcción de supuestamente decenas de hospitales, ya que la mayoría de éstos han sido simples remodelaciones hechas pasar por nueva infraestructura. Y en relación a nuevo modelo de  atención encarnado en las UBAPS, Ortega-Barredo deben explicar de qué se trata el asunto y las evidencias de las mejoras pregonadas.

EsSalud al servicio de la salud, no de unos avispados

EsSalud viene acumulando denuncias durante todo este lustro; hoy estamos ante una excelente oportunidad de evaluar y proponer acerca del rol que debe tener en relación al acceso universal a salud, que vaya mucho más allá de ofertar pequetitos de 70 soles que no aseguran atenciones integrales y sólo distorsionan más la precaria protección en salud. Además EsSalud debe respuestas sobre diversos temas: los millones de dólares destinados a publicidad en TV, radio y diarios, las negligencias que se siguen produciendo, colocar el dinero de los asegurados en la bolsa de valores, restringir progresivamente la atención a enfermedades de alto costo, precarizar el trabajo médico y no médico amparado en una falsa eficiencia, etcétera.

El Instituto Peruano de Seguridad Social nació para ser la herramienta de tránsito hacia un modelo de seguridad social como lo han hecho los países que se acercan a brindar bienestar a su población. Con los años ha quedado reducido a casi una empresa de servicios privados de salud, que más allá de la publicidad y de algunas mejoras que se deberían demostrar, no ha variado su organización en pro del derecho de sus afiliados.

El 65% de los asegurados no logra una atención cuando la requiere (Cuentas Nacionales de Salud, documento oficial del MINSA), lo que hace ver que EsSalud no puede ni con sus afiliados y así pretende venderse como un sistema eficiente y solidario. No existe solidaridad más falsa para un sistema de salud que aquella que se restringe a un grupo que tiene capacidad de aportar por contar con un trabajo en planilla.

Ahora que es claro que EsSalud ha sido una pantalla conducida por un grupo de personas cuyo jefe no tuvo problema en meterse al bolsillo 90 mil soles, es momento de adscribirla a donde siempre debió estar, el MINSA, y ponerla al servicio de la salud del país, para brindar progresivamente la misma cobertura que en teoría tienen los asegurados a toda la población, y sin duda atender a los actuales asegurados en las mejores condiciones posibles.

Alexandro Saco

24 11 2010